Este blog forma parte de una serie de blogs de verano escritos por los becarios junior de verano del McCain Institute. Stella Streeter es becaria junior del Programa de Democracia Global.
El aumento de la prevalencia de la energía limpia en todo el mundo significa que la producción tiene que seguir el ritmo de esta nueva demanda mundial. En esta competencia, los dos actores principales son Estados Unidos y China. Esta competencia continúa la lucha por el dominio mundial, especialmente en sectores tecnológicos competitivos.
China había liderado la carrera de las tecnologías de energía limpia, superando a EE.UU. Muchos se dieron cuenta de este retraso de la innovación en suelo estadounidense y trabajaron para reforzar los sectores de la tecnología y la ciencia regidos por el nuevo predominio de China. Durante los últimos años, se hicieron grandes esfuerzos para garantizar que Estados Unidos siguiera siendo competitivo en tecnología de energía limpia, subvencionando la industria. Esto revitalizó la competencia estadounidense en la esfera de la energía limpia, trabajando directamente contra la inversión china.
Junto con el nuevo apoyo a la acción climática, las inversiones en tecnología de energías limpias se dispararon, haciendo que las industrias estadounidenses fueran competitivas frente a los avances de China. Durante los dos años siguientes, Estados Unidos niveló el terreno de juego frente a China, y la mayoría de las inversiones en todo el país se destinaron a tecnología proclimática y de energía limpia. Este cambio de tendencia supuso una victoria tanto para la inversión económica nacional como para la defensa del clima.
Tras unos años en los que la energía limpia fue el centro del crecimiento y la inversión, esta perspectiva sobre la energía estadounidense cambió con otro ciclo electoral. En los últimos meses, parece que la apuesta estadounidense en la carrera de la energía limpia se ha enfriado. Muchos creen que no se ve el valor de ampliar la energía limpia nacional, optando en su lugar por aumentar más la producción de petróleo y gas. Algunos incluso dicen que China ya ha vencido a Estados Unidos en la carrera por dominar el campo de la energía limpia.
Con este amplio alejamiento de las iniciativas de energía limpia, muchos siguieron adelante con su compromiso con los combustibles fósiles. Al esforzarse por poner fin a las inversiones anteriores en fuentes de energía favorables al clima, este cambio puede considerarse como el abandono por parte de Estados Unidos de la competición por la energía limpia, permitiendo a China dominar la esfera mundial en estas tecnologías.
El cambio de enfoque de Estados Unidos en los últimos meses es claro: aumentar la perforación en busca de combustibles fósiles mientras la energía limpia pasa a un segundo plano. A escala mundial, esto aumenta la dependencia de la tecnología de energía limpia de una China no democrática, mientras Estados Unidos sigue distanciándose de los avances en tecnología de energía limpia. Mientras las sociedades democráticas, sobre todo Estados Unidos, se jactan de ser líderes mundiales en tantos sectores, se están quedando rezagadas en energía limpia. La energía limpia es el futuro del sector energético, y la innovación estadounidense está muy por detrás de la china.